San Juan de Luz, llamada en francés Saint-Jean-de-Luz se encuentra en la región de Aquitania, Francia y es un lugar que no te debes perder si visitas esta zona del País vasco francés. Hay mucho que ver en San Juan de Luz, durante el siglo XVII fue la base de los corsarios vascos, testigo de la boda de un importante rey francés y hoy en día un lugar precioso para pasar unas tranquilas vacaciones de verano o visitar su puerto y casco histórico en invierno.

En el otro extremo de la bahía se encuentra Ciboure, un pequeño y bonito pueblo donde teníamos nuestro alojamiento unos dias. Aquí también puedes disfrutar de preciosas playas de arena dorada.

Al final de la bahía, en Ciboure, se encuentra el Fuerte de Socoa. Este fuerte fue construido por Luis XIII de Francia a comienzos del siglo XVII para proteger el puerto de Ciboure de los invasores españoles. Fue destruido y reconstruido en varias ocasiones y esto lo hace un lugar con mucho encanto para pasear. Está cerrado, pero desde él hay unas magníficas vistas de la bahía, con las olas rompiendo contra el dique de Socoa y la costa vasca al otro lado, donde se aprecian las formaciones rocosas que reciben el nombre de flysch.

Qué ver en San Juan de Luz y algunas curiosidades

La ciudad de los corsarios

San Juan de Luz se sitúa en una tranquila bahía con forma de media luna y con una hermosa playa de fina arena. Su centro histórico está lleno de coloridas casas vascas con entramados de madera y de bonitas tiendas y edificios históricos.
Pero en su historia no siempre fue un lugar tan tranquilo… “nido de víboras”, era como llamaban a la ciudad en el siglo XVII los británicos que temían a los pescadores vascos convertidos en corsarios.

La ciudad vivió siempre del mar, fue una ciudad próspera a partir del siglo XIV gracias a la caza de ballenas y a las expediciones a Terranova para la pesca del bacalao. Pero a partir del siglo XVI, el comercio marítimo se vio obstaculizado por las guerras europeas que se suceden durante dos siglos.

Los vascos, poseedores de navíos bien armados para defender sus expediciones de pesca se encuentran entre los primeros voluntarios en “combatir al enemigo del estado” de ahí la guerra de los corsos. Balleneros y bacaladeros fueron equipados para la guerra por armadores que disponían de un mandato real, con el derecho de atacar a cualquier embarcación que navegara bajo la bandera de un enemigo de Francia.

 

¿Qué diferencia un corsario de un pirata?

Un marino corsario es un militar, mientras que un pirata era considerado un criminal.

La diferencia teórica entre un pirata y un corsario radica en la legalidad de sus actos. Ambos grupos se dedicaban a saquear barcos, pero los piratas lo hacían violando las leyes por beneficio propio, en paz o guerra, contra cualquier enemigo, mientras que los corsarios lo hacían sólo en tiempos de guerra y bajo el permiso de un gobierno incorporado a su pabellón naval, que se lo otorgaba para acabar con el tráfico marítimo y así debilitar a la nación enemiga. Y digo diferencia teórica porque no siempre se cumplía la legalidad.

 

Las capturas eran tan numerosas que el Duque de Gramont escribe al Rey “Su majestad podría ir de San Juan de Luz hasta Ciboure sin mojarse los pies utilizando los puentes de los barcos capturados al enemigo.”

En la ciudad quedan muchos vestigios de estos marinos que enriquecieron la ciudad, nombres en sus calles y edificios tan importantes como la Casa Joanoenia o Casa de la infanta de 1640, o la Casa Lohobiague-Enea o Casa del Rey Luis XIV construidas por dos famosos armadores de la época.
Dando un agradable paseo por el puerto es fácil imaginar en la bahía de San Juan de Luz, el trasiego de barcos al atardecer.

 

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En su casco histórico puedes ver la Casa del Rey, que hoy en día es un pequeño museo y algunas de estas casas de madera entramada como la Casa de los tres cañones y la Casa Alexandrenia, características de la arquitectura de San Juan de la luz de los siglos XVII y XVIII con fachadas con una malla de lienzos de madera pintadas en el color tradicional rojo para el que se usaba como tinte sangre de Buey.

Iglesia de San Juan Bautista: Bodas reales que sellan una paz

San Juan de la Luz fue testigo de una boda real muy importante históricamente; en 1659 con el tratado de los Pirineos se puso fin a la guerra entre Francia y España. Se selló la paz con el matrimonio de Luis XIV con Maria Teresa, infanta de España.
La ceremonia se celebró en la Iglesia de San Juan Bautista y el Rey y su corte residieron varios meses en San Juan de Luz.
También vivió en la ciudad el Duque de Anjou en su viaje hacia España para convertirse en el rey de España bajo el nombre de Felipe V.

La Iglesia de San Juan Bautista, patrón de la ciudad, me sorprendió muy gratamente. Se destruyó varias veces en incendios, y por las invasiones españolas, pero fue reconstruida hasta ser un lugar digno para la boda de un rey.
Su exterior austero esconde un interior en el que destaca el monumental altar barroco del siglo XVII. Y tiene algo muy típico de las iglesias del País Vasco francés; galerías de madera que se extienden a lo largo de las paredes laterales y trasera del edificio.

Nunca había visto una iglesia de este tipo construida en su mayor parte en madera y rodeada de tribunas en varios pisos para permitir el acceso a un mayor número de personas. Originalmente, los hombres se situaban en estas galerías durante la misa, mientras que las mujeres se sentaban en la planta baja. Tiene un imponente campanario con porche y escalera balaustrada que permite acceder a las tribunas.

Los kaskarotes: Sus habitantes menos nobles

Fotografía cedida por el blog: www.paysbasque1900.com

Las ciudades de San Juan de la Luz y Ciboure alojaron hasta finales del siglo XX una población muy particular denominada “kaskarote” (De poco valor)
Su origen se cree que viene de los “Cagotes”, (hijos de los godos) descendientes de una población que apareció en toda Europa en la Edad Media, y que se encontraban principalmente en el Piemonte pirineo. Eran una tribu derrotada que sucesivamente fue mezcla de bárbaros, gitanos y leprosos.

Ellos vivían fuera de los pueblos y, según algunas creencias, se les reconocía por sus características físicas como la falta de lóbulos en las orejas. Eran expulsados al exterior de las ciudades, obligados a casarse entre ellos, se les prohibía beber de las fuentes o tocar los alimentos. Vivían en el bosque y trabajaban como leñadores, toneleros, carpinteros, etc

A las mujeres se les repudiaba, se les acusaba de brujería y de mala reputación. Con el tiempo se ocuparon en la preparación y venta de pescado que vendían con la cesta en la cabeza en el puerto de Bayona durante el día, por la noche se encargaban de remendar las redes.

San Juan de la luz y su lucha con el mar

San Juan de la Luz se encuentra bien protegida por los imponentes acantilados de Sokoa y de Saint Barbe; durante su historia se proyectaron grandes diques que hoy en día son mantenidos regularmente y cada año se colocan cerca de 50 bloques de toneladas de peso según la misma técnica de hace siglos.

En la entrada del canal del puerto hay dos faros impresionantes con una construcción muy particular del arquitecto André Pavlovsky construidos al final de la segunda guerra mundial.

En el pasado, los pescadores vivían en los alrededores del puerto, como por ejemplo en la calle con el nombre Rue de la Republique. En la actualidad, esta calle está llena de restaurantes de marisco. Si quieres comer marisco o pescado, este es el lugar para ello.

Una de las atracciones de San Juan de Luz es su preciosa playa y el paseo a lo largo de ella. La playa principal es conocida como “playa grande” (“la grande plage” en francés). Se trata de una bonita playa en forma de media luna protegida de las olas por tres enormes diques. Las casas alineadas frente a la playa son un símbolo de San Juan de Luz, muchas de ellas están conectadas con el paseo marítimo a través de un puente.
Hay otras cuatro playas de arena que pertenecen a la municipalidad de San Juan de Luz: Erromardi, Mayarco, Lafiténia and Cénitz. Algunas ideales para hacer surf.

Desde principios del siglo XVIII, San Juan de la Luz, por la suavidad de su clima y la belleza de sus parajes, ya atrajo a los primeros “extranjeros.” La mayoría fueron ingleses ricos que venían a jugar al golf. Hasta que se pusieron de moda “Los baños de mar” a los que se les atribuían efectos terapéuticos y atraían a muchos habitantes de las ciudades.

Dónde dormir en San Juan de luz

 

En nuestro caso nos alojamos unos días en Ciboure, usando intercambio de casa con Homeexchange, puedes hacerlo también a través de puntos aunque no compartas tu casas, puedes darte de alta y conocer esta forma de alojarte en este enlace.

Para visitar  San Juan de Luz, mi consejo es que elijas hotel o apartamento en Ciboure, está a unos escasos 1000 metros y es más tranquilo y económico que San Juan de Luz, puedes ver algunas ofertas desde este ENLACE

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De compras por San Juan de Luz

 

Una de mis cosas preferidas cuando viajo es visitar los mercados, en San Juan de Luz no te pierdas su mercado de abastos, es muy popular y animado, y es el mejor lugar para descubrir los productos que se usan en la cocina vasca. Buen pescado, queso de oveja, verduras, pan…En sus alrededores hay varios bares y restaurantes.

Los platos más típicos son las sardinas a la brasa, la merluza, el atún, el bacalao al pil-pil, los chipirones y en especial el ttoro, una sopa picante vasco-francesa de pescado, verduras y marisco.

Y como en el resto del País Vasco francés, el pastel vasco (“gâteau basque” en francés) es también muy popular en San Juan de Luz, sin embargo, el dulce más típico son los macarons.

La principal calle peatonal de San Juan de Luz se llama Rue Gambetta. En ella, encontrarás muchas tiendas, la mayoría muy bonitas vendiendo chocolate, dulces, productos locales, ropa y zapatos.

Muchas tiendas venden lo que se conoce como “Linge Basque”. Un tejido con coloridos estampados a rayas muy típico y tradicional en el País Vasco.

Cómo llegar y cómo moverse

 

En San Juan de Luz se puede llegar a casi todos los lugares de interés andando.

En nuestro caso estábamos alojados en Ciboure, y en un bonito paseo de unos 30 minutos llegábamos a San Juan de luz rodeando la bahía. Si no te apetece andar hay una línea de autobús, llamada Hegobus, que conecta San Juan de Luz con Ciboure todo el año. El billete cuesta un euro.

Durante el verano, también hay un autobús gratuito para los turistas que visitan San Juan de Luz que conecta los parkings de las afueras con el centro de la localidad. Desde principios de julio hasta finales de agosto, de 8:45 h a 20:30 h, hay dos líneas de autobús cada 30 minutos: una sale del parking Chantaco (carretera d’Ascain) y la otra sale del parking Parc des Sports (para los visitantes que llegan de Bayona o Biarritz)

En invierno, que hay menos visitantes, es más fácil encontrar aparcamiento en el centro, te aconsejo el que se encuentra en el puerto, o el que está cerca del mercado. En el casco histórico no podrás aparcar.

Si te apetece dar un paseo en bici para explorar Ciboure o cualquier otro lugar de los alrededores, hay dos tiendas en San Juan de Luz que alquilan bicicletas.

Puedes llegar a San Juan de Luz en tren tanto la línea SNCF Burdeos – Irún, como la línea de tren de alta velocidad TGV de París a Madrid (cinco al día) paran en San Juan de Luz.

Hay dos aeropuertos a menos de 20 minutos en coche de San Juan de Luz. El aeropuerto de Biarritz o el de Donostia-Hondarribia, a 20 km.

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Que hacer en los alrededores de San Juan de Luz

 

San Juan de luz es un lugar ideal para hacer excursiones en los alrededores y conocer otros lugares del País Vasco Francés.

El Castillo de Urtubie en Urrugne

Muy cerca en Urrugne, a unos tres kilómetros de San Juan de Luz, se encuentra el Castillo de Urtubie, este precioso castillo pertenece desde su construcción en 1341 a la misma familia, ampliado posteriormente es un monumento histórico que merece visitar. Completamente amueblado y decorado con mucho refinamiento fue visitado por varios reyes en su historia. Hoy en día puedes hacer una visita guiada por sus elegantes salas y disfrutar de sus jardines donde en un precioso invernadero del siglo XVIII se exponen plantas medicinales del País vasco que “curan y perfuman.”

Incluso si te apetece sentirte todo un rey puedes alojarte en este precioso castillo, puedes hacer tu reserva desde este ENLACE.

Otros lugares que merecen una visita son el Castillo observatorio de Abbadie en Hendaya, la preciosa Biarritz o Hondarribia, preciosos pueblos de la Costa vasca o dar un paseo por la montaña en el tren de la Rhune.

 

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