Marsella es una ciudad que merece una visita más pausada, pero si tienes poco tiempo para visitarla, como fue nuestro caso en nuestra ruta de los pintores impresionistas por la Provenza, te cuento qué ver en Marsella en 48 horas para que no te pierdas lo imprescindible.
El viejo puerto
El viejo puerto ha sido recientemente remodelado por el arquitecto Norman Foster y el paisajista Michel Desvignes, cuyo emblema arquitectónico es “la Ombriére”, una estructura que consiste en un enorme techo de espejo de 22 por 48 metros que refleja el Barrio de los belgas y la vida de los residentes de Marsella y los turistas que pasan por debajo. Su función principal es dar sombra, pero se ha convertido en un centro de encuentro y actividades al aire libre.
Pero a pesar de esta moderna estructura, el viejo puerto no ha perdido su original encanto. Mi consejo es que probéis alguno de los restaurantes que ofrecen pescado fresco, “moules” (mejillones) e incluso “Paella”, aún se respira ese aire marinero de siempre. El viejo puerto se ha dispuesto para el disfrute de los peatones como espacio de encuentro y paseo.
En esta zona es donde se encuentran algunos edificios muy interesantes como el Ayuntamiento.
Ayuntamiento de Marsella
El Ayuntamiento de Marsella, es un bonito edificio del siglo XVII construido en piedra rosa en estilo barroco genovés. En su fachada destaca el busto de Luis XIV símbolo del poder real.
Muy cerca se encuentran las consignas sanitarias.
Consignas sanitarias
En el siglo XVIII, el espléndido edificio de la consigna era la sede de la intendencia sanitaria de Marsella, encargada de prevenir las epidemias y poner en cuarentena a los barcos. En el siglo XIX se construyó un segundo edificio idéntico. A pesar de estas medidas en 1720 el Grand Saint Antoine propagó la peste por toda la ciudad y desde aquí se extendió a toda la Provenza.
Perdiéndonos entre las callejuelas, vamos a encontrar tesoros como la Plaza Villeneuve Bargemon, la Casa del Diamante o el antiguo hospital reconvertido en el lujoso Hotel Dieu.
En esta zona también se encuentran el Fuerte de San Juan y la Torre del Rey René construida en el siglo XV para defender la entrada del viejo puerto.
Símbolo de la nueva Marsella es el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo, con una arquitectura única: un cubo con encajes de hormigón, unido al Fuerte de San Juan por una pasarela sobre el mar.
Marsella es una ciudad muy animada que igual que hoy día atrae a los turistas, su luz y su animado puerto también atrajo a los pintores impresionistas. Siempre fue una ciudad cosmopolita y multicultural, pero también caótica y algo canalla,
Paul Signac pintor impresionista bajo la influencia de Seurat descartó sus pinceladas impresionistas para experimentar con el estilo puntillista. Cada verano abandonaba París y pintaba vistas de colores brillantes de las costas francesas. Realizó varias versiones del puerto de Marsella.
De ahí el incluir Marsella en nuestra Ruta de los pintores impresionistas por la Provenza
Hoy día Marsella ha añadido una regeneración urbana a esa esencia marinera y ese arte del buen vivir. Donde junto al mercado del pescado que se celebra todos los días en el propio puerto, han surgido museos y centros culturales de vanguardia.
La Canebière
Si continuas caminando hasta final del puerto vas a llegar a La Canebière. Esta es la calle más importante de Marsella, famosa en el mundo entero por una canción de los años 30. Una avenida que vivió su esplendor en el siglo XVIII, gracias al comercio con Oriente que enriqueció a la ciudad. Fue en ese momento cuando se erigieron sus palacios, casas señoriales, hoteles de lujo y cafés, de los que llegó a albergar hasta 280. Hoy sigue atravesada por el tranvía a lo largo de un bello trayecto. Si oyes la canción es fácil imaginarse la vida tan animada en esta bonita calle en los años posteriores a belle époque.
El barrio Euromediterranée
Si tomamos dirección al bulevar del litoral un bonito paseo arbolado nos lleva hasta el distrito de los negocios, protagonista de la mayor rehabilitación de la Europa del Sur. Aquí afamados arquitectos han dado un soplo de modernidad a esta ciudad de mil rostros. La Torre CMA-CGM, de Zaha Hadid; los Muelles de Arenc de Jean Nouvel, plagados de restaurantes; y el Silo de Eric Castaldi, un auditorio gigantesco, son algunos de sus hitos.
Pero antes hay que pasar por Las Terrases du Port un centro comercial y de ocio casi colgado del mar. Es un buen lugar para tomar un tentempié en su mercado gastronómico.
El Barrio de Paniers
Este es uno de los barrios más antiguos de Marsella, es el lugar exacto donde se establecieron los griegos. Este barrio recibe el nombre de “Le panier” porque en el siglo XVII en la actual calle Le Panier había un albergue que se llamaba “Le logis du panier”
Muy degradado en otros tiempos actualmente es un lugar plagado de galerías de arte, ateliers de jóvenes creadores, tiendas vintage, apetecibles terrazas…Con sus cuestas y sus casas pintadas de tonos pastel tan típicas de la Provenza es un imprescindible si visitas Marsella.
En el barrio de Paniers se encuentran la Catedral de la Vieja Mayor, La Vieille Charité y plazas tan coquetas como De Moulins, en el punto más alto, o De Lenche, con unas vistas preciosas al puerto y la Basílica.
En esta Ruta de los pintores impresionistas por la Provenza, tienes una gran oferta de alojamientos. Hoteles de lujo, coquetos establecimientos en edificios históricos o pequeños hotelitos junto al mar en la Costa Azul, apartamentos o alojamientos rurales.
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La Basílica de la Garde
Teníamos poco tiempo para recorre Marsella, y la verdad es que es una ciudad que merece otra visita, pero no queríamos irnos sin subir a la colina de la Garde.
Este es el punto más alto de la ciudad y tienes unas vistas espectaculares de 360 º desde el puerto de L’estanque hasta el Parque Nacional de Les Calanques, con sus rocas escarpadas y sus calas turquesas. También se divisan las islas de Frioul y el mítico castillo de If con la huella del Conde de Montecristo. La subida hasta la Basílica de Notre Dame de la Garde puede hacerse en autobús, trenecito o a pie, para los más intrépidos, en un trayecto de 45 minutos.
Nosotras subimos en coche, tienes un aparcamiento a los pies de la Basílica, y te aseguro que las vistas y la propia Basílica no te van a defraudar.
El estilo es románico bizantino con numerosas cúpulas y mosaicos, y la policromía generalizada en dorados. Se compone de dos partes, una cripta abovedada y una iglesia alta, es un santuario consagrado a la Virgen Maria.
Sobre el campanario, una estatua monumental que data de 1870, también de la Virgen, en bronce recubierto de oro del escultor Lequesne.
Adolphe Joseph Thomas Monticelli nacido en Marsella, fue un pintor del siglo XIX, de la generación precedente al impresionismo. Compartió con Cézanne momentos de pintura influyéndose mutuamente en su pintura.
Este artículo pertenece a La Ruta de los Pintores impresionistas en la Provenza, ruta que realizamos con un objetivo solidario gracias a la colaboración de seguros Chapka y su concurso Chapka Stars de los que fuimos ganadores.
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