Monsanto fue mi primera visita en esta ruta en coche eléctrico por el centro de Portugal.

Sin duda, Monsanto es un pueblo peculiar. Encaramado en un cerro y construido entre grandes rocas, nunca un lugar pudo estar más mimetizado con su entorno. Gracias a su belleza puede presumir de dos títulos otorgados en el siglo XX – Pueblo más Portugués de Portugal, en 1938, y el de Pueblo Histórico, en 1995.

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Cuando llegues a estos pueblos históricos en coche lo mejor es dejar el vehículo en la entrada del pueblo, y después perderte por sus calles.

Para visitar Monsanto olvídate de las prisas, primero porque no dejarás de mirar boquiabierto arriba y abajo la curiosa construcción de sus casas entre rocas y sobre todo porque si quieres llegar hasta el lugar más alto, donde está su castillo un laberinto de calles empinadas te dejarán sin resuello, pero te aseguro que vale la pena.

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Fue D. Afonso Henriques quien conquistó Monsanto a los moros y en 1165 la donó a la orden de los Caballeros Templarios.

Fue en la parte más alta donde los Templarios construyeron una muralla con una torre del homenaje, aunque se han encontrado vestigios de presencia humana desde el Paleolítico.

Es aquí también donde se encuentran las hermosas ruinas de la Capela de S. Miguel y la Capilla de Santa Maria do Castelo.

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Monsanto: las tradiciones

La resistencia a los invasores se conmemora en la Fiesta de la Santa Cruz, donde se depositan cántaros con flores en los muros del castillo y las mujeres llevan las tradicionales muñecas de trapo a lo alto de la torres.

Estas muñecas de trapo se llaman Marafonas. Las marafonas de Monsanto simbolizan a la diosa Maia de la fecundidad, pero tienen otra utilidad mágica; ahuyentar las tormentas. Realmente estas muñecas son en realidad una cruz vestida con ropajes tradicionales.

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Otras de las tradiciones que aún se mantienen en Monsanto son las adufeiras. El adufe es un instrumento heredero del Duff, Deff, (Adufe árabe), introducido en la península Ibérica entre los siglos VIII y XII. Es un pandero doble de piel de cabra o carnero de marco cuadrangular, que lleva semillas, cascabeles o piedras pequeñas para enriquecer la sonoridad. Aún existen grupos de mujeres de Monsanto que entonan cantos tradicionales acompañadas por este instrumento.

Otro de los lugares “mágicos” muy cercano al castillo son las ruinas de la Capilla de San Joao, lo más visible es una puerta de arco, que es un lugar muy fotografiado.

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En Monsanto, hay varias fuentes, la más popular es la fuente del mono, construida a mediados del siglo XVIII, su nombre se debe a la apariencia de la figura central.

En Monsanto las construcciones se adaptaron tradicionalmente a la orografía del terreno aprovechando recovecos, rocas y paredes para las construcciones. Se construyeron casas, pocilgas, almacenes, como uno de los rincones más curiosos; la cueva.

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Mi consejo es que te dejes llevar por tus pasos y disfrutes de la experiencia de pasear por sus calles, descubriendo ermitas y pequeñas capillas, entre sus rocas y rincones.

Dónde comer en Montsanto

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En Monsanto hay varios restaurantes, en esta ocasión estuve en el restaurante “Petiscos E Granitos”, es comida sencilla pero muy rica, tienes una carta con varias opciones para elegir de carne, pescado o guisos tradicionales en mi caso elegí pulpo a lagareiro, es una receta tradicional portuguesa, donde el pulpo se cocina con pimentón, laurel, cebolla, patatas al horno. Mi guía eligió un plato de carne de cerdo a la brasa.

Con el estómago contento y después de un café (en Portugal el café está muy bueno) inicié mi camino hacia otra de las aldeas históricas de Portugal; Idanha a Velha.

A veces al pasear por Monsanto da la sensación que las inmensas rocas están en equilibrio, pero no te preocupes llevan siglos en el mismo lugar. Es increible el ingenio que se empleó para crear algunas viviendas entre estas rocas. Si duda un ejemplo de supervivencia y adaptación al terreno.

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Este viaje es un proyecto realizado junto a la Agencia Regional de Promoción Turística Centro de Portugal

Durante el viaje, utilicé dos coches eléctricos: Un coche híbrido y un coche eléctrico 100 % durante la ruta por la aldeas históricas de Portugal gracias a su proyecto de moviliad urbana sostenible. Todas mis opiniones son independientes y basadas en mi experiencia.

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