El Castillo de Lopera es uno de los mejores ejemplos de castillos construidos por la Orden Militar de Calatrava en la provincia de Jaén. Declarado bien de interés cultural en 1991, esta fortaleza conserva el perímetro amurallado original, aunque a largo de los años sirvió también de residencia e, incluso, como bodega a mediados del siglo XX.
Como en todos estos castillos el sistema defensivo constaba de doble muralla y varias torres que controlaban el acceso.
Y como en cualquier castillo importante el Castillo de Lopera también tiene su leyenda… se cuenta que esconde un tesoro.
“A raíz del asalto al Castillo de Lopera en el año 1466, los moradores del mismo enterraron cerca del adarve un valioso tesoro. A finales del siglo XIX, Rafael Valcárcel inició una excavación en las cercanías del mismo con el fin de encontrar dicho tesoro. Un gran túnel se hizo desde la mitad de la calle Sagasta hasta la plaza del Triunfo orientado por el resultado de hipnotizar a su criada, de nombre Domitila Aviño. Sólo se encontraron varias vasijas de barro y alguna que otra moneda. Posteriormente, allá por 1927, la cimentación de una construcción en el número 5 de la Plaza del Triunfo dio como resultado la aparición de una imagen de terracota de Nuestra Señora de la Cabeza, acontecimiento que causó un enorme revuelo, pues se apuntaba que al lado de la imagen debería estar el tesoro. Nunca se supo si realmente se llegó a encontrar.”
En Lopera hay otros lugares interesantes que visitar como algunas ermitas y la casa de la Tercia, el antiguo pósito.
En esta ruta por los castillos y batallas de Jaén, decidí también conocer un lugar testigo de una batalla muy reciente en la guerra civil española: Las trincheras.
Las trincheras de Lopera
En las afueras de Lopera se pueden encontrar hoy en día numerosas huellas de la Guerra Civil Española, en los alrededores de la localidad se situó la línea divisoria entre ambos bandos nacional y republicano, conocido popularmente como frente de Andújar.
Existen en la actualidad dos importantes nidos de ametralladoras junto al Puente del Arroyo Salado, conocidas popularmente como «trincheras», que están compuestas por bloques de hormigón armado, con algunas estructuras de hierro y piedras. Cuevas y lugares del entorno sirvieron como refugio.
Ojalá nunca más fueran necesarias en ninguna parte del mundo, pero parece que no aprendemos de los errores.