El Delta del Ebro en invierno es un destino perfecto para disfrutar de la naturaleza y los deportes acuáticos, avistar aves, pasear en bicicleta y regodearse con una gastronomía extraordinaria. Pero hay algo más, su gran extensión, unido a la baja intensidad de población hace que el Delta sea uno de los rincones más tranquilos y solitarios del litoral español.
Con un clima templado y muchos días de sol, el invierno es una estación ideal para conocer este territorio repleto de sorprendentes posibilidades.
Este año no pude acudir a un viaje ya programado al Delta del Ebro por motivos personales, y me quedé con tantas ganas que viajé con las palabras de la compañera Anna Borrás. Os dejo su relato y sus fotos para que disfrutéis tanto como yo.
Qué hacer en el Delta del Ebro en invierno: Aves, bicicleta y kayak
Situado en el sur de Cataluña, a 200 kilómetros de Barcelona, este espacio natural de gran biodiversidad, rico y frágil, cambiante y efímero, se ha convertido en uno de los destinos preferidos para la observación de aves, las rutas en bicicleta y los deportes náuticos. Protegida como Parque Natural y declarada Reserva de la Biosfera, es la segunda zona húmeda más importante de España tras el Parque Nacional de Doñana.
El punto de orientación son las montañas del Montsià que protegen el flanco oeste del Delta, y el río, por supuesto. Merece la pena memorizar la bella figura del Delta, hacernos una imagen mental a vista de pájaro para movernos por él.
A ambos lados del río se extienden los dos hemi-deltas con paisajes parecidos pero cada uno con sus peculiaridades.
El del norte cuenta con algunos de los lugares más populares, como la Punta del Fangar con su faro entre espejismos; el sur esconde algunos de los espacios más vírgenes como la Punta de la Banya, hoy hábitat de una colonia estable de flamencos que hace unos años decidió quedarse a vivir aquí.
El Ebro penetra en el Delta y discurre perezoso hasta la desembocadura donde se halla la Illa de Buda, una reserva especialmente protegida dentro del parque, de acceso restringido y habitada por caballos traídos de la Camarga francesa que pacen entre eucaliptos centenarios.
Avistamiento de aves…
El Delta del ebro en invierno acoge a multitud de aves que migran en busca de climas más cálidos y comida abundante. Muchos se detienen aquí en su camino a tierras africanas, otros se quedan a pasar los meses fríos.
Varios miradores emplazados en lugares privilegiados como la playa de Migjorn, la laguna de la L’Encanyissada o el mirador del Zigurat de la playa de Riumar permiten contemplar espléndidas bandadas de patos o el vuelo majestuoso de los flamencos.
Pasear en bicicleta…
Éste es territorio para bicicletas, inmensamente llano, poco transitado y con infinidad de rincones a los que sólo es posible acercarse a pie o sobre dos ruedas. El río es uno de los destinos ideales para hacer una ruta en bicicleta lo que nos brinda la oportunidad de combinarla con un paseo en kayak por el Ebro. En ambas riberas hay senderos solo aptos para peatones y ciclistas, son caminos flanqueados por chopos, álamos y eucaliptos que van dejando entrever entre sus ramas las aguas del río que en esta latitud alcanza una anchura de más de 300 metros.
Surcar las aguas del Ebro en Kayak…
Es recomendable vivir la experiencia de surcar las aguas mansas del Ebro a bordo de un kayak, siguiendo la corriente río abajo, esperando contemplar el vuelo majestuoso de una pareja de garzas reales o las acrobacias de las ánades en el agua.
El viento, un potente aliado en el Delta del Ebro en invierno
En invierno este territorio se ve azotado por las potentes ráfagas del Mistral, el feroz viento del noroeste que limpia el aire y deja una luz irreal y que se convierte en el aliado perfecto para los amantes de wind-surf. El Delta cuenta con más de 100 kilómetros de playas, inmensos arenales prácticamente desiertos que permiten disfrutar de largos paseos y que a la salida y a la puesta de sol se convierten en lienzos de mil colores.
La gastronomía es otra de las grandes bazas de la zona y el arroz el producto base que, combinado sabiamente con otros ingredientes como el pescado o las hortalizas alcanza cotas soberbias de sabores y autenticidad. Al arroz hay que añadir los guisos a base de anguila, pato y ancas de ranas y postres de inspiración árabe además de otros productos como el licor de arroz que cada día cuenta con más incondicionales.
Cápsula Responsable
El delta dispone de una amplísima gama de servicios entre los que se cuentan las propias instalaciones del Parque Natural, empresas de actividades que ponen en valor el territorio, restaurantes de cocina tradicional, hoteles y alojamientos rurales de distinta índole, además de una destacada y creciente oferta de establecimientos de turismo responsable y sostenible.
El final de jornada perfecto en el Delta del Ebro en invierno, tras un día de rutas en bicicleta, observación de aves, buena comida y paseos tranquilos, es la contemplación de la puesta de sol. Al atardecer el viento se levanta y las nubes se arremolinan detrás del Montsià.
Es en este momento cuando se despliega una paleta de colores irreal que atrapa al viajero, un colofón perfecto para el descubrimiento que supone la visita al Delta del Ebro en invierno.
Gran artículo, sin duda parece un lugar único que visitar.
Muchas gracias, si la verdad que es un lugar muy especial, gracias por leer Mi ruta